Huaytapallana: Uno de los mejores viajes de mi vida.

Y vaya que no miento, éste fue uno de los mejores viajes que he tenido en lo que llevo vivo.

Comencemos...

Nuestro viaje había sido planeado para salir a las 6:00 am, así que la noche del viernes me quedé a dormir en casa de mi buen amigo Giovanni. Ya en casa de Gio, le saqué una foto a Totó, la mascota de la casa.

Al día siguiente, salimos temprano a las 6:00 am, rumbo a la San Marcos, para esperar el transporte para nuestro viaje. Al final, no viajamos con los carros contratados.

En ésta parte, en lugar de dar todo un sermón, simplemente diré que: El peruano es chévere, en el sentido de que somos bien ingeniosos, trabajadores, creativos, etc. Pero cuando usamos ésa "maña" para tratar de evadir los estándares de seguridad en el caso de viajes, tales como usar sobornos a la policía para poder salir de Lima sin permiso del MTC, estamos mal. Jodidamente mal.

Eran ya las 8:30 am, habíamos esperado una eternidad al transporte, para que suceda todo lo mencionado. Así que decidimos viajar por nuestra cuenta, y junto con otros amigos nos dirigimos al terminal de Yerbateros para ver la manera de viajar. Teníamos que viajar, no podíamos quedarnos con las ganas de visitar el nevado.

Al llegar, nos embarcamos en un bus bastante seguro. El viaje duró casi 8 horas o un poco más; el chofer se pasó de "demasiado prudente", diría. En el bus, estuvimos hablando de música, foto, psicología y sobre las expectativas del viaje.

Hicimos una parada para almorzar a la velocidad del rasho.

Me llamó bastante la expresión de éste niño.

 Pasando por Ticlio.

Siempre que paso por Ticlio, y alrededores, me encantan las formas que tienen los postes, cables, y torres de electricidad, a contraluz. Es todo un espectáculo para mí. 

Pasando por Jauja, subió un niño vendedor a nuestro bus, bastante agradable. Y le colaboramos con un par de monedas, ya que era lo más que podíamos hacer en el momento.

Llegamos para la hora de cenar, nos hospedamos en un hotel a 2 cuadras de la plaza central de Huancayo. Nos aseamos, nos abrigamos bien (porque hacía un frío buenaso) y nos fuimos a cenar con mi padre, quien coincidentemente estaba por Huancayo.

El Mesón. Recuerden ése nombre. Es, a opinión personal, uno de los mejores sitios donde uno puede comer. En serio, no miento ni me han pagado para hacer éste tipo de comentario.

A la mañana siguiente salimos bien temprano, a las 5:00 am, para poder llegar justo en pleno amanecer al nevado. Y sí que lo logramos, fue una buena elección. El sitio es el paraíso.

Agarré mi equipo, me abrigué como un oso, me fui en la parte trasera de la camioneta junto con 2 amigos geólogos, y salimos de aventura.

Sí que hacía frío, estábamos a punto de experimentar un par de grados bajo cero.

Llegando al punto de alimentación, donde almorzaríamos un caldo de gallina demasiado bueno.

Katty.

Algo que me llamó bastante bastante la atención, fue que cuando llegamos aquí, todo estaba cubierto de escarcha, incluido el pobre perrito que dormía en la entrada del local. Si tienen buen ojo, y zoomean bien la imagen siguiente, verán que las pajitas del techo tienen escarcha. Jaja.

Techo.

Fiel compañero de los dueños del local, éste perrito soportaba el frío intenso del lugar.

Y llegamos! Luego de un buen rato soportando muchos baches por la carretera, llegamos a un lugar parecido al paraíso. Lo que veíamos era totalmente increíble, el aire tan puro, tan fresco, tan virgen, tan a salvo de la contaminación de la civilización.

El agua totalmente congelada.

Algo que he disfrutado bastante, es poder haber encontrado a éstas linda llamas en pleno amanecer. Saqué mi lente tele, y comencé a moverme de aquí para allá para lograr un mejor encuadre, y ésto fue lo que logré.

  

En serio, haber estado ahí para el amanecer es lo mejor que pudo haber pasado.

Katty y Giovanni.

Apachetas.

Luego de habernos despedido de las llamitas, seguimos explorando el área, juntos a los ingenieros. 

Gio.

Y bueno, ahora tocan fotos haciendo un poco de "freelensing"; es una técnica que consiste en separar el lente de la cámara, enfocar moviendo el lente y jugando con los reflejos de la luz. Algo que a mi sensor no le gusta mucho que digamos.

 Haciendo un poco de "freelensing" con un lente Helios 44-2 58mm f/2.0.

 El chofer bien pudo ser un trome de las pistas limeñas. Manejaba confiadazo y a buena velocidad.

Antes de irnos de la zona más cerca al nevado, no podía irme sin siquiera sacar una panorámica de la laguna que está en las faldas del mismo. Me dio un ataque de taquicardia, casi me desmayo subiendo, no tenía aire, me senté un momento en la tierra, pero pude lograrlo. Pudimos, diré, Gio también estaba muriendo.

Laguna del nevado de Huaytapallana.

Antes de retirarnos, colocamos una piedras como parte de la tradición.

Yo.

Ya una vez lejos del nevado, nos fuimos al cerro del frente. Sí, al frente.

Guerrera.

Geólogos en acción. No entendía mucho de lo que hablaban.

Y así fue nuestro viaje, una experiencia totalmente sorpresiva y arriesgada. Una oportunidad bien aprovechada para poder, como siempre, hacer foto y agregar más lugares a mi memoria.
Quiero agradecer a los ingenieros del viaje, al chofer, a Katty, a Gio por la oportunidad, y a la vida por darnos lugares demasiado hermosos.

Saliendo de Huancayo, totalmente exhaustos. Hora de dormir.